Los quioscos eran un espectáculo el siglo pasado. Yo, al menos, me quedaba embelesado con aquellas maravillosas portadas que llenaban el escaparate en los de mi barrio. Y Bernal fue uno de los más admirados portadistas.
Aquellas ilustraciones en los quioscos eran para mí ventanales que se abrían hacía un mundo de maravilla y fantasía. Fueron momentos mágicos e intransferibles que ya no volverán.
Los quioscos eran un espectáculo el siglo pasado. Yo, al menos, me quedaba embelesado con aquellas maravillosas portadas que llenaban el escaparate en los de mi barrio. Y Bernal fue uno de los más admirados portadistas.
ResponderEliminarAquellas ilustraciones en los quioscos eran para mí ventanales que se abrían hacía un mundo de maravilla y fantasía. Fueron momentos mágicos e intransferibles que ya no volverán.
ResponderEliminarUnas portadas geniales del maestro Bernal... y especialmente interesantes por ser menos conocidas que, por ejemplo, las de Trueno o Joyas Literarias.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias por el comentario, Mo. No me había dado cuenta.
Eliminar